1. Filtros
Los filtros de GIMP están diseñados para mejorar una imagen, disimular sus defectos o alterarla. Su origen se encuentra en la interposición de cristales delante del objetivo de una cámara fotográfica convencional con objeto de la luz que llegaba a la película. Obviamente, las posibilidades que ofrece el tratamiento digitalizado de una imagen son mucho mayores.
Un filtro convencional sólo se podía aplicar una vez; un filtro digital las veces que necesitemos y los que nos hagan falta. Algunos sorprenden por la transformación que hacen de la imagen; otros son “divertidos” (como el que puede deformar imágenes
Hay una cantidad de filtros considerable que pueden ser aplicados sobre las imágenes con algunas restricciones:
- No pueden aplicarse sobre zonas transparentes.
- No pueden aplicarse a más de una capa simultáneamente.
- Muchos de ellos sólo funcionan sobre imágenes en RGB.
Para aplicar un filtro tenemos que tener activa la imagen sobre la que pretendemos aplicarlo (y realizar una selección si queremos que el filtro se aplique a una zona concreta de dicha imagen).
Todos los filtros admiten la posibilidad de establecer sus parámetros para controlar su grado de incidencia sobre la imagen.
Para acceder a los filtros podemos desplegar el menú o pulsar con el botón derecho sobre la imagen para disponer de los mismos menús existentes en la barra de menús.
Podemos distinguir varios grupos de filtros:
- Filtros que actúan sobre el color y la nitidez de la imagen.
- Filtros para conseguir efectos especiales.
- Filtros con automatización de tareas para la realización de una imagen nueva o para la modificación de alguna existente.
En esta unidad sólo vamos a ver una muestra, pero es muy interesante que probemos todos por si alguna vez necesitamos realizar un efecto que ya está conseguido con un filtro.
2. Filtros Luces y sombras. Perspectiva
Este filtro lo podemos encontrar en el menú , y nos va a permitir hacer una sombra a cualquier elemento de la imagen y, además, aplicarle una perspectiva.
Esto viene muy bien para dar realismo a nuestras composiciones de imágenes, sobre todo cuando incluimos objetos en una imagen y hay que simular que ya estaban allí. En estos casos, la sombra es un punto a nuestro favor. |